El 24 de julio nace en Caracas, El Libertador Simón Bolívar.
Podemos considerar que los años de infancia de Simón Bolívar no están signados por nada realmente extraordinario.
Esos años transcurrieron entre Caracas y los Valles de Aragua, bajo el calor afectuoso de su grupo familiar. La información que se dispone de esa etapa es escasa y discontinua. No se cuenta, no siquiera, con un retrato del niño Bolívar correspondiente a esos años infantiles.
Muchos autores nos habla de un chico vivaz, dinámico, inquieto, inclinado a dar respuestas sorprendentes que parecieran corresponder a una precoz madurez intelectual.
Nos inclinamos más bien a ver al niño Bolívar como un chico corriente, de temperamento alerta e inteligencia agíl. Nada de un chico extraordinario muy por encima del nivel normal.
Muchos de los cuentos que giran en torno a la infancia de Bolívar fueron inventados para presentarlo como un niño excepcional.
La infancia y mocedad bolivarianas fueron parecidas a las de muchos, pero también diferentes. Fuerzas ciegas preparaban para este joven un teatro increíble.
Doña María de la Concepción Palacios y Blanco, madre del libertador murio en 1792.
A Simón Bolívar no le afectó tanto la muerte de su padre por cuanto apenas tenía 3 años de edad. Contó, entonces, a partir de aquel momento, con el sostén de su madre, quien le supo prodigar solícita compañía y ternura. También contó con la compañía de sus hermanos, en un ambiente doméstico que poco se había alterado y en donde el niño Simón continuaba desenvolviendo se retozona existencia.
Pero al morir su madre, Bolívar experimenta una fuerte derrumbe afectivo.
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